sábado, 18 de diciembre de 2010

El niño "sicario"


Para comenzar aclaro algo, el niño no era un sicario, sin embargo fue el apodo con el que se le conoció entre mis amigos, que me decían “¿cómo te fue con el niño sicario?” a continuación relato el por qué se ganó este apodo.

Como parte del trabajo en una materia de la universidad me enviaron a realizar un proyecto de intervención psicopedagógica a una primaria. A partir de mis observaciones o directamente por pedido de la maestra, tenía que trabajar con uno de los niños del salón, obviamente con aquel que presentase alguna problemática de conducta o de aprovechamiento escolar.

Al primer día que conocí a la profesora y le expliqué de qué se trataba el proyecto, ella de inmediato me presentó a sus dos candidatos, a pesar de que uno de ellos no había ido ese día a clase.

El candidato número uno era Juan, a quien la maestra describió como “la piel de Judas”, me explicó que nunca ponía atención y que era muy malcriado.

El segundo candidato era Kevin, la maestra me señaló discretamente cuál de todos los niños era, luego comenzó a contarme sobre él. Para comenzar el niño tenía ideas muy sangrientas, violentas, rayaban en lo cruel y despiadado. Cuando se enojaba con algún compañero lo amenazaba diciéndoles que los iba a matar a ellos o a su familia.

La maestra me enseñó algunos dibujos, eran primordialmente personas muertas y ensangrentadas. Si le preguntabas sobre sus sanguinarias obras de arte, él sin ningún tapujo explicaba a detalle que representaban.

Sé muy bien que el hecho de que un niño dibuje personas muertas no quiere decir que tenga algún problema de índole psiquiátrica, sin embargo las amenazas que hacía a los compañeros eran verdaderamente impactantes, dignas de un guión de alguna película de terror.

La profesora me comentó que ya había hablado con el abuelo del niño, pues era quien se encargaba de él. Supuestamente ya lo habían llevado con un psiquiatra hacía algún tiempo, pero lo dejaron de llevar porque era muy caro y ellos no eran una familia con los ingresos necesarios para pagar un especialista.

Unos días después volví a visitar al grupo de la maestra Tenchita (así se llamaba o le decían), esta vez sí estaba presente Juan, el otro candidato.

A pesar de haberme dado dos opciones al inicio, esta vez me pidió que por favor trabajara con Kevin. En realidad era prácticamente una súplica desesperada de ayuda, no sabía qué hacer con él.

Sin embargo yo no pude aceptar tal petición, por lo visto el caso era bastante serio. Yo y mi poca experiencia, no nos sentíamos capacitadas para trabajar con el niño. Aún hoy considero que hubiera sido una irresponsabilidad.

Ella me permitió trabajar con Juan, experiencia que contaré en otro post pues es bastante larga.

Durante el tiempo que duré acudiendo a la primaria (un poco más de 4 meses) Kevin siguió sin recibir apoyo psicológico, creo que su familia lejos de no poder, no quería.

Lo último que supe es que la maestra Tenchita había pedido su año sabático pues además de que ya es una mujer mayor, las constantes amenazas de Kevin, y no me refiero a las que hacía a sus compañeros, sino a ella misma, (el niño le gritaba "Te voy a matar" enfrente de todo el grupo); comenzaban a afectar cada vez más sus nervios, al grado de sufrir ataques de ansiedad.

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