lunes, 29 de noviembre de 2010

Es para mi papá




En la guardería todo transcurría de manera normal, los niños estaban haciendo su tarea y otros haciendo manualidades, yo mientras estaba recogiendo algunos juguetes y sillas, entonces mi compañera me tomó del brazo y me alejó de donde estaban los niños, supuse que me quería decir algo en privado.
Posó su mano sobre su frente, su rostro reflejaba preocupación, pero de esa que anticipa una mala noticia, una fatídica.

- No manches (ahora se cubría la boca con sus manos)
- ¿Qué pasó?, dime, me estás asustando
- Mataron al papá de Dylan
- ¿Qué? No manches, ¿Cómo que lo mataron, cuándo?
- Ahorita habló su tía, y nos dijo que lo acaban de balacear hace como una hora.
- ¿Por qué?, ósea ¿lo asaltaron?
- No, es que él tiene un negocio en un centro comercial, y le habían pedido cuota, pero no pagó, y ahorita que salió del negocio se iba a subir a su carro y le dispararon de otro vehículo.

Lo primero que hice fue voltear a ver a Dylan, y sentí un profundo dolor, ese día su vida había dado un giro de 360 grados, a sus 4 años había perdido a su papá. El estómago comenzó a dolerme, seguramente de los nervios, caminé hacía otro de los cuartos y vi venir a mi otra compañera, con los ojos rojos e hinchados, no le dije nada, preferí darme la media vuelta, yo también quería llorar; pero había alrededor de 15 niños, y mejor era que todo siguiera como si no hubiera pasado nada. Me forzaba a distraerme ayudando a los niños que hacían manualidades, Dylan estaba ahí terminando de pintar su dibujo.

De vez en cuando mis compañeras y yo intercambiábamos miradas, y es que el hermano de Dylan también estaba en la guardería, pero el tenía ya 10 años aproximadamente, pero él y los niños más grandes notaban la tensión, nuestra seriedad y nuestros ojos, que de vez en cuando dejaban escapar alguna lagrimita despistadamente.
Entonces Dylan se levantó de la mesa donde coloreaba, tomó la hoja y se acercó a donde estábamos nosotras.

-Ya terminé
-¡Que bonito! –Le dijo una de mis compañeras-
-Es para mi papá - Creo que en ese momento las tres sentimos lo mismo, un golpe seco.
Dylan continuó diciendo… -Todavía no llega mi papá por mí-
- No todavía no

El niño se dio la media vuelta y regresó a ver que estaban haciendo sus compañeros que aún no terminaban.

En ese momento llegaron por mí, en cuanto cerré la puerta del carro solté todas esas lágrimas que estuve conteniendo esa tarde, era tristeza, rabia, impotencia. No podía dejar de pensar en ¿cómo iban a reaccionar Dylan y su hermano al enterarse?, ¿irían a la guardería al día siguiente?,era otro de esos asuntos que uno no le enseñan en la universidad.

2 comentarios:

Adn on 1 de diciembre de 2010, 3:10 dijo...

Me encantó el dibujo, pero no es el de Dylan, o sí?. Que triste historia, la verdad duele. Este lado humano es precisamente lo que el mundo debe conocer sobre la realidad de Juárez, no la basura que hay en casi todos los medios.

Anónimo dijo...

No, ese dibujo no es de "Dylan", el suyo era de su familia, echo con crayolas, pegamento y brillantina morada.
Si muy triste u_u lloré mucho.

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